domingo, 31 de agosto de 2008

Gracias, señores radicales



Dedicado a mi gran amigo Vianco Martínez

¿Radical, yo? Respondí asombrada cuando alguien me señaló con el adjetivo mágico que en un país de anestesiados sirve para descalificar a todo el que ose reclamar de manera efectiva un derecho o no se sume a la manada.

¿Radical, yo? No, no creo. Si fuera radical habría lanzado una bomba sobre las oficinas de las compañías distribuidoras de electricidad que me cobran los apagones y para colmo, me hacen esperar durante 20 minutos si quiero reportar una avería.

No señores, soy moderada, moderadísima, casi más que el resto. Conciliadora y pacifista, hasta dónde puedo verme. En República Dominica es fácil ser considerado radical. Basta con tener un poco de decencia, otro poco de respeto al prójimo y ganas de reclamar los derechos.

En las empresas detestan a los radicales que se atreven a contradecir al jefe en asuntos tan estratégicos como ¡la esquina donde debe ir el florero! ¡Con razón son tan buenos los índices de competitividad de las empresas públicas y privadas de un país que no admite la libre confrontación de ideas!

Lo admitido es la verborrea, la adulación y las poses de radicales que a la hora de la verdad son tan moderados que sorprenden a los moderados habituales.

Radical es el empleado que exige un derecho, el consumidor que reclama un peso a la cajera, el ciudadano que pide buen trato en una oficina pública y que se niega a sobornar al burócrata de turno. Radical es quien mantiene una idea por más de 24 horas…

Pero, no hay de qué preocuparse. Radicales en República Dominicana (de cualquier tendencia) hay pocos. Nuestras ideas no son tan fuertes como para que un cargo no pueda comprarlas. Además, somos personas de bien…no queremos problemas. Por mantener la paz estamos dispuestos a dejarle el dinero a los supermercados, a soportar los apagones y a morirnos por falta de una aspirina en el hospital, si fuera preciso. ¡Si sobrevivimos, ya tendremos tiempo de tumbar al Gobierno en el colmadón!

Y sin embargo, yo, perteneciente al grupo de los moderados habituales, quiero dar gracias a ciertos radicales:
A radicales de ayer que dejaron el pellejo para que hoy tengamos al menos hospitales donde caernos muertos. A radicales de hoy que pelean solos por las causas que nos benefician a todos o que reclaman sus derechos y sientan un precedente.

Entre ellos quiero agradecer particularmente a un colega que le ha probado a los dueños del mundo que el dinero no es la medida de todas las cosas y que hay derrotas que son grandes victorias. Gracias Vianco.

Imagen: "Expulsión de los mercaderes del templo, según la interpretación de Giotto (siglos XIII-XIV)". Wikipedia.org

1 comentario:

Anónimo dijo...

El dominicano ya perdio todo hasta su capacidad de mirar mas alla y aspirar a un mejor pais.

Nos hemos vueltos seres conformistas.

No estas sola!
Yo tambien soy uno de esos radicales.

Todos me decian loco por que reclamando mis derechos demande a un banco.

No hay cosa que me de mas cuerda que un tipo detras de mi en una fila de una caja registradora atacando por que yo estoy reclamando mi cambio completo.

Me tildan de miserable y radical pero na amiga. La gente que quiere una sociedad de derecho y que creen en un mejor pais nunca se volveran parte de la manada de animales que se deja coger de pendejo.