martes, 14 de septiembre de 2010

Cuando las amigas se encuentran

De espalda a las mesas del restaurante, frente al bufete, una voz sonó en mi corazón. Dijo mi nombre, luego lo gritó, después vi sus manos invitarme al encuentro.

Acudí presurosa, era ella, mi amiga de tantas conversaciones agradables, tantas confidencias y alegrías en la universidad.

Por motivos de la vida, siempre en movimiento, nos hemos separado. Ella se fue a vivir al extranjero y yo entre mil ocupaciones, he dejado pasar el tiempo de escribirle, de llamarle, de retomar ese cariño de siempre.

Con ella aprendí a revalorizar la amistad entre mujeres, a estar cómoda con las almas femeninas igual que yo, a disfrutar de algún toque de coquetería y a escoger esmaltes de uñas que combinaran con mi piel.

Pero sobre todo aprendí que las otras mujeres son el agua tibia en la cual podemos calentar el corazón cuando llegan las tristezas, las deudas, los romances azarosos, los problemas familiares o las malas calificaciones.

Así que cuando la encontré, sentí que había encontrado una de mis fuentes de agua tibia donde sanar las heridas y a la vez un lugar alegre para celebrar la vida, su corazón.

Todo cabe en el corazón de Yovany, con quien ahora retomaré mi amistad. Mi amiga me dijo “Riamny te quiero” y supe que estaba otra vez en conexión con esa parte de mi alma que sólo puede salir a flote con las amigas.

Por ella y por todas, brindo por la vida que nos regala estos reencuentros, por la casualidad de haber llegado al restaurante del hotel al que acudí por motivos de trabajo, mientras ella disfrutaba de unas vacaciones. De www.cayena.com.do