sábado, 29 de marzo de 2008

“Octavo Mandamiento: Mentirás”

Así como hay problemas estructurales, hay mentiras estructurales. Eduardo Galeano es experto en encontrarlas y escribirlas.En este enlace de Página 12 podrás leer el octavo mandamiento según Galeano.http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-101340-2008-03-27.html

viernes, 28 de marzo de 2008

Literatura para sobrevivir


¿Para qué sirve la literatura? “Hasta para remedio”. Pocas cosas pueden ser tan útiles como un cuento o una novela.

En los buenos momentos, nos divierten; en los malos, hacen la carga menos pesada; en un avión, nos ayudan a mantener la cordura; algunas novelas hasta nos permiten conciliar el sueño en noches de insomnio.

No busco la literatura para aprender sobre moral o ética, no espero que sea “políticamente correcta”. De hecho, agradezco que los poemas estén llenos de políticas incorrecciones.

Me alegra que la literatura contenga los mundos donde habitan las pasiones, las grandezas, las pequeñeces, las iniquidades, las traiciones y la imaginación humanas. Si el libro no me gusta, lo uso para cubrir del polvo la portada de otro. La literatura sirve para todo.

Pero, ocurre con frecuencia, que la literatura, además de acompañarnos y divertirnos, nos abre los ojos y nos sacude ante dilemas éticos siempre actuales.

Vale la pena leer o releer “La Mancha Indeleble”, cuento de Juan Bosch, uno de esos que por lo regular se incluyen en el programa de literatura del bachillerato.

Es divertido, ingenioso y tiene un mensaje sobre la libertad, la autonomía personal y la dignidad. Es la historia de un hombre que se ve en la disyuntiva de entregar o no su cabeza-literalmente en la historia- a unos sujetos que resultan ser del Partido.

Entregar la cabeza, es, por supuesto negarse a sí mismo y a toda la historia personal.

“Pero no puedo despojarme de mi cabeza así como así. Deme algún tiempo para pensarlo. Comprenda que ella está llena de mis ideas, de mis recuerdos. Es el resumen de mi propia vida”, argumenta el personaje central en el momento decisivo.

El cuento impresiona, pone a pensar: ¿Cómo desdecir de toda una historia personal de dignidad o al menos de autonomía y libertad y seguir mirándose al espejo?

Este es un tiempo de grandes tentaciones para entregar la cabeza en aras de la supervivencia. Muchos la han entregado al Partido, al Gobierno o a la empresa. Tal vez, todos hemos dejado un poquito de nuestra cabeza en algún lugar, cuando no tuvimos el valor de defender una idea en la que creíamos con la cabeza y las vísceras.

Al ver a tanta gente desdecir su propia historia tan alegremente, entregar su cabeza y no precisamente por un plato de comida, tengo que repetir que la literatura sirve “hasta para remedio”.

Me pregunto si muchos de los que han entregado su cabeza se habrían atrevido a hacerlo, si una semana antes hubiesen buscado entre los libros de Bosch o entre sus antiguas tareas escolares alguna copia de este cuento. Creo que se habrían negado a borrarse a sí mismos.

¿No me crees? http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/bosch/mancha.htm
Pues lee o vuelve a leer el cuento.

martes, 4 de marzo de 2008

La patria es un mundo desconocido



Las patrias son mundos amplios y desconocidos, incluso en esta isla pequeñita, compartida por dos países envueltos en un tiempo circular, más circular que el que vivió Aureliano Buendía en Macondo.

Entre la “laptop” y el último programa informático me llega el apagón, como hace 20 años le llegó a una mujer intentando escribir una carta en su máquina Olimpia, y me resigno a no seguir trabajando.

Luego pienso que tengo suerte. Quienes estamos entre el apagón y la computadora vivimos en una burbuja de cristal, en el lado más frío del infierno, en la parte dulcemente surrealista de nuestra tardía modernidad o en la esquina rota de la posmedernidad…

El Siglo XXI ha encontrado sin letrinas a ciertas cuadras de los barrios de la zona norte del Distrito Nacional. Allí la preocupación no es el último virus informático, si no la lluvia que llevará inundaciones cargadas con lo que todavía la modernidad no arrastra en sofisticadas tuberías inventadas antes de que fuéramos “modernos”

Retomando el tema…la patria es esta familia, estos afectos, el arroz con habichuelas, la foto de Duarte, un parque en un pueblo bullanguero.

El callejón sin letrinas no es mi imagen de patria, ni el callejón de Guachupita donde vive una mujer sola, viendo pasar los días en una casa echa de viejos bloques, zinc y milagro y no creo que esté en los lindos apartamentos de la avenida Anacaona…

La patria tampoco es la sucia esquina de la “Duarte con París”. Nunca he pensado en esa patria al escuchar el himno…no lo sé, la patria es una bandera, un himno, una historia memorizada como un cuento de malos y buenos-de los que todos somos herederos, naturalmente los malos no dejaron nietos- y varios himnos.

¿De donde soy realmente? De la patria menos terrible que Guachupita, menos encantadora que Gazcue…

La memoria es dulce. Mi patria está llena de alegres cenas familiares en casas de amigos y parientes. Pero vengo de un pueblecito donde la emigración de mujeres a España para sobrevivir, junto al machismo de los hombres, nos ha llenado de cenas tristes; de adolescentes que la escuela apenas ha podido alfabetizar, pidiendo la felicidad con celulares y joyas comprados con “sangre, sudor y lágrimas” en el otro lado del charco. Pobres niños que por “chatear” creen que manejan una computadora, aparato que rara vez utilizan para producir conocimiento, soñando con ser obreros en Europa.

Algunos días la patria es una bandera que representa un mundo desconocido aunque lo vea una y otra vez, una serie de recuerdos selectivos y la excusa perfecta para grandes consignas que pensándolo bien, no han alcanzado ni para hacer los sanitarios que faltan…