viernes, 28 de marzo de 2008
Literatura para sobrevivir
¿Para qué sirve la literatura? “Hasta para remedio”. Pocas cosas pueden ser tan útiles como un cuento o una novela.
En los buenos momentos, nos divierten; en los malos, hacen la carga menos pesada; en un avión, nos ayudan a mantener la cordura; algunas novelas hasta nos permiten conciliar el sueño en noches de insomnio.
No busco la literatura para aprender sobre moral o ética, no espero que sea “políticamente correcta”. De hecho, agradezco que los poemas estén llenos de políticas incorrecciones.
Me alegra que la literatura contenga los mundos donde habitan las pasiones, las grandezas, las pequeñeces, las iniquidades, las traiciones y la imaginación humanas. Si el libro no me gusta, lo uso para cubrir del polvo la portada de otro. La literatura sirve para todo.
Pero, ocurre con frecuencia, que la literatura, además de acompañarnos y divertirnos, nos abre los ojos y nos sacude ante dilemas éticos siempre actuales.
Vale la pena leer o releer “La Mancha Indeleble”, cuento de Juan Bosch, uno de esos que por lo regular se incluyen en el programa de literatura del bachillerato.
Es divertido, ingenioso y tiene un mensaje sobre la libertad, la autonomía personal y la dignidad. Es la historia de un hombre que se ve en la disyuntiva de entregar o no su cabeza-literalmente en la historia- a unos sujetos que resultan ser del Partido.
Entregar la cabeza, es, por supuesto negarse a sí mismo y a toda la historia personal.
“Pero no puedo despojarme de mi cabeza así como así. Deme algún tiempo para pensarlo. Comprenda que ella está llena de mis ideas, de mis recuerdos. Es el resumen de mi propia vida”, argumenta el personaje central en el momento decisivo.
El cuento impresiona, pone a pensar: ¿Cómo desdecir de toda una historia personal de dignidad o al menos de autonomía y libertad y seguir mirándose al espejo?
Este es un tiempo de grandes tentaciones para entregar la cabeza en aras de la supervivencia. Muchos la han entregado al Partido, al Gobierno o a la empresa. Tal vez, todos hemos dejado un poquito de nuestra cabeza en algún lugar, cuando no tuvimos el valor de defender una idea en la que creíamos con la cabeza y las vísceras.
Al ver a tanta gente desdecir su propia historia tan alegremente, entregar su cabeza y no precisamente por un plato de comida, tengo que repetir que la literatura sirve “hasta para remedio”.
Me pregunto si muchos de los que han entregado su cabeza se habrían atrevido a hacerlo, si una semana antes hubiesen buscado entre los libros de Bosch o entre sus antiguas tareas escolares alguna copia de este cuento. Creo que se habrían negado a borrarse a sí mismos.
¿No me crees? http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/bosch/mancha.htm
Pues lee o vuelve a leer el cuento.
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