Más que urgente
Tomás Aquino Méndez/ EXPRESIONES,
Listín Diario/3 de febrero de 2008
Es conmovedora, lacerante, increíble, la historia que narra el periodista Jonathan Kartz de la agencia noticiosa AP y que se publicó la semana que recién concluye en varios medios escritos nacionales y extranjeros. Es inaceptable que en el mundo haya seres que se alimenten con tierra, sal y aceite, aunque les llamen “galletitas” para engañar su hambre y su miseria.
Llega al alma la historia de Charlene Dumas, joven madre de 16 años, famélica, enferma y con un bebé que apenas acaba de ver la luz de la vida y padece una desnutrición crónica. Como él, hay cientos de niños que posiblemente no lleguen a la adultez, o tal vez ni a la adolescencia.
Eso duele más cuando se revisa el presupuesto que las grandes potencias destinan a la compra y fabricación de armas para matar. Se siente más la impotencia cuando se calcula la cantidad de millones de dólares que gasta Estados Unidos cada día en Irak y Afganistán matando personas inocentes e indefensas, mientras en Haití la gente muere de hambre.
El dolor es más intenso cuando se escuchan las mentiras de los gobernantes de las grandes potencias que hablan de defensa a los más necesitados, mientras nada hacen para detener ese drama que viven los hermanos haitianos. Con solo desviar una mínima, muy mínima parte de lo que destina Estados Unidos a la guerra, hacia los pobres de Haití, miles dejarían de comer “galletitas” de tierra. Cambiarían ese inusual “alimento” por verdaderas raciones que contribuirían a evitar la desnutrición que los afecta. Pero ese no es su interés.
Esa no es su prioridad, aunque en sus discursos engañosos hablan de solidaridad, de hermandad y confunden a muchos enviando pequeñas raciones de alimentos, de cuando en vez, a esta empobrecida nación. Que en Haití miles de familias se alimenten con tierra, convertida en “galletitas”, debe ser una vergüenza para todos los humanos sensibles de la tierra.
Fuente: www.listindiario.com.do
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