martes, 19 de febrero de 2008

La cédula de “los morenos”


De tanto sufrirlas, los pasajeros de las rutas Suroeste-Santo Domingo nos hemos acostumbrado a soportar las necedades de los guardias de puestos de control que, salvo honrosas excepciones, sólo controlan su negocio particular.

Todos sabemos el procedimiento. Piden la cedula a “los morenos”-haitianos en el lenguaje despectivo de los militares- y esporádicamente gritan: “vamos a revisar los bultos”. Total, que casi nunca se entregan documentos y el cobrador de la guagua, para evitar las molestias a los pasajeros y la pérdida de tiempo, se transa con la autoridad correspondiente y el chequeo queda en el olvido.

Pero, de vez en vez, “los morenos” tienen que mostrar sus documentos y- ¡oh sorpresa!-los guardias confunden a algunos dominicanos con “morenos”, lo que nos hace sufrir la típica discusión que inicia con alguna de estas frases: “tú me ves cara de haitiano”, “más haitiano eres tú”.

El pasado domingo, de regreso a la capital, sufrí la escena en el puesto de control de Azua, mientras viajaba en una guagua de Neyba. En esta ocasión, el guardia de turno olvidó incluir la palabra “moreno” en la introducción de la payasada habitual.

Se limitó a decir: “Denme la cédula”, a lo que una mulata con más leche que café y unas curvas voluptuosas respondió indignada que ella no le entregaba su cédula a nadie. El guardia, un mulato con más café que leche, de una ignorancia indigna de su belleza, respondió: “pero eso es a los morenos que le estamos pidiendo la cédula, tú eres rubia”.

Llovieron las carcajadas y las conversaciones sobre los matices de la piel que aquí tanto importan. La “rubia” dijo, como quien habla de un marciano, que ella había conocido a una haitiana blanca “que ni parecía haitiana”. Por supuesto, ningún “moreno” dominicano de los que participaba en la discusión se consideraba negro. ¿Trastorno colectivo de la imagen?

Para variar, ni la “rubia”, ni un italiano que iba en la guagua, ni “los morenos” tuvieron que entregar la cédula y por supuesto, a nadie le registraron su equipaje en busca de drogas, clerén, madera o algún electrodoméstico o alimento de los que llegan a Jimaní de contrabando para integrarse a la economía de subsistencia del Suroeste. ¡Hasta el próximo viaje!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bellísimo post!

Adelante con la línea!

Maria Luisa Ertim dijo...

estar en esa situación debe ser muy incomodo...