sábado, 9 de febrero de 2008

Las historias que no vemos en los periódicos


Hay historias que casi nunca están en los periódicos. Son historias que cuestionarían hasta el fondo los cimientos de la sociedad en la que circula el medio. Grandes conflictos de intereses, defectos del sistema que nos arrastrarían a todos. Rara vez no son publicadas por la censura o la autocensura en sentido estricto. Simplemente todos nos volvemos ciegos ante lo evidente, hartos de verlo o inconscientemente temerosos de sus consecuencias, de las “vacas sagradas” que caerían al abismo, de los esquemas que se nos destrozarían.

Pero, en ocasiones, las historias que no se reflejan en las páginas de un periódico, son sólo historias sencillas, pequeñitas y que muestran mucho de la vida de las comunidades. Pasan desapercibidas para nosotros, los periodistas, mientras corremos por la devoradora rutina de los días, liados, como casi siempre estamos, por seguir la última gran historia para publicarla antes que la competencia, prestando atención a la gran catástrofe, a la última declaración de alguien “importante”, al gran análisis macroeconómico o agotados del último pleito en la redacción por defender un enfoque, una idea, una historia, un estilo, un derecho o un compañero, y de vez en cuando, sólo por mantener la propia terquedad, hastiados por la presión nuestra y la ajena.

Sucede que ahora que estoy-espero temporalmente-fuera de la maldita y maravillosa “devoradora rutina de los días”, he visto muchas de esas grandes y pequeñas historias en la calle, en las instituciones públicas que me ha tocado visitar para hacer algunos trámites y a través de gente conocida.

Les contaré una de las historias pequeñitas y silenciosas, hecha por gente que prefiere el anonimato, por eso me reservo sus nombres. Confieso que si en este momento yo trabajara en un diario, posiblemente tampoco encontraría donde ponerla, al menos no con este enfoque, pero creo que hay que empezar a buscarle un espacio. Esta es la historia de un hombre llamado José y de sus vecinos. (Pulsa aquí http://riamnymendez.blogspot.com/2008/02/la-historia-de-jos-y-sus-vecinos.html y entérate de quien es José)



Foto: Francisco Blasco

1 comentario:

Desahogo dijo...

Yo también creo en una redefinición de la noticia, porque las noticias no son solo las malas. Felicidades por tu espacio.