sábado, 6 de diciembre de 2008

Ella, la diferente




Tengo una tía esquizofrénica. No, corrijo, tengo una tía que padece de esquizofrenia, como yo padezco de alergia, de amigdalitis o de cierta dificultad para interpretar los mapas, pero como no se nota, nadie me califica de tarada o eso creo.

Ramona es una mujer encantadora. Una persona amable, de esas criaturas incapaces de dañar a nadie: casi siempre dispuesta a hacer el bien: decente y colaboradora con su familia, sus vecinos y sus hermanos de la iglesia evangélica a la que asiste.

Tiene, como tenemos todos, defectos. De vez en cuando está malhumorada (defecto de familia, no de la esquizofrenia) y es, para mi gusto, demasiado militante de un protestantismo que quiere meternos a todos en el cielo, aunque muertos de miedo ante la posibilidad de ir al infierno. En fin, nada que no sea tolerable…ni demasiado raro en estos días.

La esquizofrenia, sin embargo, deja huellas: tics nerviosos por años de medicación, pérdida de ciertas habilidades con las manos, ligeras dificultades de coordinación que no la inhabilitan para hacer su vida en la casa o en la comunidad.

Por esas huellas, Ramona luce un poquito diferente del resto. Y por lucir “un chin distinta” he visto como algunas personas la miran y la tratan con desinterés, como si no fuera parte del grupo. Poca gente, debo decir, porque la mayoría de amigos y relacionados de la familia ha sabido apreciar sus virtudes, su bondad, su espíritu luchador.

En estos días he pensado en las personas que alguna vez han tenido el atrevimiento de discriminarla. He pensado que esas personas, a las que conozco bien, tienen “severas limitaciones” para relacionarse con otros o para sacar cuentas elementales de matemática básica, por ejemplo, aunque sean muy listas en todo lo demás.

Lo peor es que tienen dificultades graves, que Ramona no tiene, para aceptar la diversidad, para apreciar lo bueno que hay en cada persona y decir, a su estilo, cuando la gente tiene conductas o cualidades que ellas no comparte “A cada quien hay que quererlo como es”.

Sospecho que Ramona, que no es boba y tiene su inteligencia prácticamente intacta, de vez en cuando nota algún gesto desagradable y sonríe con esa nobleza suya que es a prueba de crueldades y de estupideces.

1. El video sobre mujeres con discapacidad física me ha parecido excelente. Todos tenemos alguna discapacidad: para caminar, para relacionarnos, para entender los idiomas o las matemáticas. El tema es no obsesionarnos con lo que nos falta, si no con lo que podemos hacer.

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