He seguido las informaciones sobre la crisis financiera mundial, originada por un lío mayúsculo con las hipotecas de Estados Unidos, en medios tradicionales como El País y The New York Times y en sitios no tan convencionales o antisistema como Rebelión y por supuesto, en las páginasde organismos oficiales como el Fondo Monetario Internacional.
Les diré la duda que asalta mi alma, luego de quemarme las pestañas: Me pregunto por qué se citan en tan pocas ocasiones los nombres de las personas e instituciones culpables de la crisis en Estados Unidos, pero también en Europa. Al fin de cuentas, hubo quienes estafaron al prójimo. Otros sólo dejaron hacer. ¡A cada quien según su culpa!
Mi otra gran interrogante: ¿quiénes serán sacrificados para salvar a los banqueros y a los especuladores? La prensa reseña las noticias sin especificar, por ejemplo, qué partidas presupuestarias serán recortadas. (¿para premiar la eficiencia?)
El grupo de los siete países más industrializados, G7, se reunió para apoyar a los banqueros e inversionistas, esos que tanto proclaman la libre competencia, apoyados por economistas que enseñaron que siempre hay ganadores y perdedores.
(Me pregunto por qué no pierden con tranquilidad su negocio. Hay pequeños comerciantes que tendrán que cerrar su local, por responsabilidades ajenas, y para ellos no hay subsidio. Se puede salvar el banco sin devolverlo a los mismos que los quebraron. Algunos son investigados por el FBI).
Da la sensación de que todos, de alguna manera, somos responsables y que debemos cooperar para poder salvarnos de una crisis que nos hará más pobres. ¡Solidaridad con los banqueros y hasta con los más burdos especuladores de capital financiero!
Lo peor, es que gran parte de la prensa de Estados Unidos les hará el juego a los burócratas. Algunos medios ni siquiera escribirán la palabra crisis. Supongo que algunos artículos parecerán más bien ¡informes técnicos del Banco Mundial! Si la prensa, encargada de llamar a las cosas por su nombre, cuando los oficinistas las tiñen de eufemismos no hacen su trabajo, pues…mal andamos porque incluso hay periodistas orgullosos de su contribución.
Ahora, digo yo. ¿No hay sanción para el país o los países que permitieron, con su irresponsabilidad, que la crisis afectara a terceras naciones? Lo que más extraño es a los organismos internacionales pidiendo que rueden cabezas, despotricando contra los irresponsables que no hicieron caso cuando se les advirtió de que íbamos por mal camino.
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