jueves, 28 de julio de 2011

Un niño pobre y una niña…


Un niño no mayor de once años esperaba con su limpiabotas y un paraguas en la mano a que pasara la lluvia en la avenida México casi esquina Abraham Lincoln.

Divertido, quiso iniciar una conversación. Para seguirle la corriente le pregunté: “¿por qué usas un paraguas tan grande?” y me respondió que cuando llueve se ofrece a cubrir a las personas desde la entrada de un edificio cercano hasta sus vehículos. A cambio del servicio ellas le dan “algo”.

Inquieto, marcaba su nombre y dibujaba en el vidrio de un carro con tanta ilusión que no valía la pena señalarle que empañaba un cristal recién lavado.

Me contaba que en su escuela las clases inician en agosto cuando cerca de nosotros pasó una señora con tres niñas. Una de las pequeñas, de unos ocho años, casi obligó a la doña a detenerse y le preguntó al niño: “¿Eres pobre?”.

El pequeño dijo “sí”, tan convencido y con tanta tristeza que el ambiente se cargó de angustia.

La chiquita, con gesto casi victorioso, agregó “yo no soy pobre”, y sin pensarlo comenté “niña sin educación”, con un ademán de reproche hacia la señora que la acompañaba.

Ellas siguieron su camino y el niño empezó a explicarse y a explicarme las posibles causas del comportamiento de la niña. Dijo que ella tenía “muchas cosas en su casa”, que la “añoñaban mucho, que le daban todo”.

Perpleja, sólo dije, “bueno, tú eres un niño muy bueno, estudias y trabajas, seguro que te portas bien”.
El pequeño me respondió “yo ayudo a mi mamá”.Y sólo asentí con un gesto. ¿Qué más podía decirle, de qué serviría hablar?

Dejé a mi pequeño dibujante y fui a la librería a refugiarme en un libro infantil que cuenta la historia de una niña que se encuentra con una muñeca que ha pertenecido a su familia-rica por lo que puedo inferir-durante generaciones.

Me he dedicado a leer el libro antes de regalarlo a mi sobrina para que discutamos juntas el argumento. Pero ahora asocio el libro con la escena del niño limpiabotas y no sé si comentaré con mi sobrina la fantasiosa historia de una muñeca que se convierte en la diminuta reina de una niña que visita a su abuela o si le hablaré de un muchacho pobre que dibuja y escribe su nombre sobre el vidrio de un carro recién lavado.

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