domingo, 18 de enero de 2009

La alegría de vivir su propia identidad




SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Con zapatillas de tacones dorados y vestida de rojo pasión, ella es una diva. Thalía Almendares rinde al público con una sonrisa y recibe, feliz, sus aplausos. Thalía es el nombre de la libertad. Atrás ha quedado Rafael del Orbe, el nombre asignado a su sexo biológico aparente, hace 32 años.

Esta noche el espectáculo ha sido en un colmadón del barrio Espaillat pero, por lo regular, ella trabaja en shows de discotecas y clubes.

¡Siempre he sido una artista!, dice orgullosa, días después, durante una conversación en el hogar que comparte, desde hace siete años, con su marido, un fotógrafo de profesión.

Recuerda su vida de hija y hermana querida, en una familia liderada por su madre e integrada, además, por su abuela y dos hermanas. Aun así, tuvo que librar algunas batallas para vivir en plenitud su sexualidad. Batallas pequeñas, en comparación con el drama que les toca vivir a transexuales y travestis que se prostituyen desde adolescentes, luego de ser echados de sus casas. Ella conoce estas tragedias por su activismo en la organización Transsa Dominicana.

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Foto: Pedro Jaime Fernández

1 comentario:

alinitaxula dijo...

Los derechos de gays, lesbianas y transexuales aún tienen mucho camino por recorrer. En España el panorama es más alentador que en América Latina pero faltan más espacios, más respeto, más amor.