jueves, 27 de diciembre de 2012
lunes, 24 de diciembre de 2012
Decorar la Navidad de todos...entre Santo Domingo y Baltimore
En los barrios populares de Santo Domingo la gente decora
las calles para celebrar la Navidad. Los decoradores suelen ser jóvenes que
luego disfrutan de su entorno de luces y alegorías navideñas con divertidas
fiestas, que tienen como contraparte negativa el ruido ensordecedor que daña la
convivencia de nuestra vida citadina y los excesos en el consumo de alcohol.
Pero, como el ruido forma parte de nuestra cotidianidad, suelo ser indulgente
con los ruidosos durante las fiestas navideñas.
No sé, pero hay algo hermoso en el hecho de que la gente
se una para decorar una calle solo por el gusto de verla hermosa y disfrutar de
las luces de colores. Habla de ese espíritu gregario y lúdico que las personas
llevamos dentro, de la capacidad de disfrutar mientras creamos una obra
colectiva.
Así que lejos de casa, extrañaba ver aquellas
decoraciones colectivas, a veces algo barrocas, pero siempre alegres. En
Baltimore, Maryland, disminuyó mi nostalgia. Como en los barrios populares de
Santo Domingo, los vecinos de la Calle 34 o Calle de la Navidad, se ponen de
acuerdo para decorar su vecindario.
Es una tradición que con el tiempo se ha convertido en
atractivo turístico. Pesebres, luces de colores, comida callejera y venta de
chocolate caliente. Lo admito, me encantan las ferias. Pocas cosas me resultan
tan placenteras como caminar por este tipo de eventos y disfrutar de la alegría
de los niños que gritan, corren y enloquecen a los adultos.
También me encantan los pesebres y su ingenuidad. ¿De
verdad María tenía esa cara tan serena? ¡Pero si estaba recién parida! Las
mujeres que he visto horas después de dar a luz tienen una cara que mezcla la
alegría, el cansancio, el dolor, la sorpresa y el miedo, pero nunca esa
serenidad angelical. Supongo que si María viese como la pintan en los pesebres
se moriría de la risa.
Luego de mirar los pesebres me divertí con los trineos,
con sus renos, sus Santa Claus y sus esperanzas de que habrá regalos para todos
en todas partes del mundo.
Mientras caminaba con mi amiga pakistaní, de fe
musulmana, y mi amigo holandés, educado como yo en la tradición
cristiana-católica, pensaba en la magia de este tipo de actividades colectivas.
No es sobre religión o tradición, es sobre la posibilidad de convivir no solo
en paz, sino también con tanta alegría como sea posible, sin tanto miedo a “los
otros”. Exactamente como los niños, que al menor descuido de sus padres se
dedicaban a jugar y a hacer travesuras con los hijos de otras familias, sin
importar si eran blancos, afroamericanos o lucían como se suponen que lucen los
árabes o los latinos en el imaginario estadounidense. Ellos todavía no tienen
miedo. Atrevidos, tocaban y curioseaban entre los árboles de Navidad, los Reyes
Magos, y las imágenes del niño Jesús.
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Santo Domingo
domingo, 23 de diciembre de 2012
lunes, 13 de agosto de 2012
Que sí, que yo hablo español, castellano, español...
-Hola
-Hi, do you speak Spanish too?
-Sí, claro, soy dominicana, hablo español, es mi lengua
-Ahh, de Dominica…
-No, que ese es otro país. Dominica es otro país y allá hablan inglés. Yo soy dominicana, dominicana, del país que está al lado de Haití, cerca de Cuba y de Puerto Rico y hablo español
-No…
-Qué sí, que yo hablo español, castellano, español, como usted, y quiero resolver este tema en español y en inglés no le hablo. Ya se lo dije, no voy a resolver este problema en inglés.
-Yes, but
-Pero, por qué es tan difícil, por qué tengo que explicar tanto que hablo español, que yo hablo español, que también soy latina, latinoamericana como usted. ¿Por qué usted no puede hablar español conmigo?
-¡Pos será porque usted no se calla, señorita!
domingo, 5 de agosto de 2012
Comunicarse en otra lengua…o destruir la Torre de Babel
Por primera
vez vivo en otra lengua, en otro idioma.
Resido en Estados Unidos desde hace dos meses: estudio, compro, pido favores y converso
sobre temas irrelevantes o sobre sentimientos, en inglés, en un entorno que no conozco.
De cuando en cuando me asaltan las dudas: ¿Logro
comunicarme? ¿Comprendo lo que ocurre a mi alrededor? El problema empieza
cuando terminan las clases y comienza la vida común; cuando la preocupación no
es el uso de un verbo o la comprensión de un texto sobre el sistema de salud
pública, sino el complejo mundo de las relaciones humanas.
Con frecuencia me
pregunto qué tan efectivas son mis conversaciones con los demás, sobre todo
cuando hay ciertos matices, bromas o sentimientos en ellas. Y esto ocurre tanto si el inglés es la lengua materna
de mi interlocutor, como si lo aprendió, al igual que yo, como segundo idioma.
Hace unos días
intentaba explicar a una persona muy especial cuán agradecida estoy por su
ayuda, sin la cual no habría logrado sobrevivir estos dos meses como estudiante
extranjera. Durante la conversación, de
repente pensé: ¿Transmito los sentimientos que quiero expresar? ¿Y si hablo
hasta volverme empalagosa? ¿Y si hablo tan poco y de un modo tan formal que
parezco fría y distante ante alguien tan generoso y noble? ¿Cuáles son las
palabras apropiadas para esta ocasión?
¿Y qué pasa con
las bromas? Si los límites entre lo gracioso y el mal gusto son borrosos en tu
propia lengua, cuánto más en otro código de palabras, referencias, tradiciones
y contextos interpretado a su vez por
gente de culturas distintas.
Recuerdo que un
hombre trataba de hacer cierta broma que me pareció impropia, pero no estaba segura del significado de una
palabra, y la situación no se prestaba para pedir aclaraciones. Entonces mi mente empezó a especular: ¿Se
trata de un chiste? ¿Dice algo ofensivo o no capto los distintos matices de la frase? En vez de responder directamente, enojarme y
crear, quizás, una Torre de Babel hecha de malentendidos, cambié el curso del
diálogo de una forma elegante (creo).
Pero en otra
ocasión alguien bromeó sobre un tema tan importante para mí, que no pude
tolerarlo. Enfrenté a la persona, que también usa el inglés como segunda
lengua. El resultado fue un malentendido tras otro. A su juicio le insulté de
una forma inaceptable para su cultura e interpretó que le atribuí una cualidad
que con toda seguridad no posee. Pienso
que no lo hice, pero el silencio de los demás sugería que había pasado cierto
límite (o eso interpreto ¿o mal
interpreto?). Creo que en general ellos
tienen la percepción, quizás equivocada, de que soy tierna y muy correcta,
supongo que en parte por el hecho de que mis habilidades para expresar enojo y
para el sarcasmo, la ironía y el doble sentido son limitadas en inglés, y en
parte porque no soy tan mala gente y tengo buen carácter (JEJEJE).
Sea cual sea la
situación, hoy solo me resta tomar la vida con un poco de humor y aclararle a
mi nuevo amigo que no quise insultarlo, y que a lo mejor el inglés nos jugó a ambos una mala pasada. ¿Podré hacerlo sin que nos caiga encima la
Torre de Babel?
domingo, 20 de mayo de 2012
Nue$tra política
El
principal tema de conversación entre los activistas de los partidos
mayoritarios de mi centro de votación fue el dinero. El dinero para
comprar cédulas. El dinero que dirigentes medios entregaron a dirigentes de comités de base para comprar votos: dinero que en ocasiones éstos no entregaron a la gente "de la
base" y lo entraron en su bolsillo.
Ahh, también se dijo algo del dinero que se dio sin ton ni son a compañeros,
amigos, posibles votantes y algo más del dinero que alguno "tumbó" a dirigentes de
rango medio o alto sin razón aparente!
De política no se habló nada. Y luego dicen que
estamos muy "'politizados".
Las yipetas y los yipetudos
Un elemento saltaba a la vista en mi centro de votación: las yipetas de lujo que rondaban el lugar y desde las
cuales dirigentes del PLD -especialmente- y del PRD hablaban con sus activistas
y delegados.
Confirmé con varias personas que los de las yipetas eran dirigentes
altos y medios que coordinaban el trabajo de los activistas y delegados. Los que se presentaban
en carros sencillos eran siempre dirigentes de comités de base.
Lo primero que me llegaba a la
cabeza cuando veía seis o diez yipetas de lujo juntas cada vez que me acercaba
era: ¿Pero, es que todos los dirigentes medios y altos tienen tan buenos
salarios o son empresarios tan prósperos? ¿No hay entre ellos gente de clase
media o de clase trabajadora, profesionales con carros Toyota del año 2004,
como el resto de los mortales? ¿Cómo puede abundar tanto lujo en un país donde ejecutivos
de rango medio en empresas importantes no ganan ni RD$60,000?
Y si estos vehículos no era propiedad
de los ocupantes: ¿Es necesario dirigir una campaña desde unos vehículos tan
costosos? ¿Cuánto cuesta tanta ostentación? ¿A quiénes pertenecían estas
yipetas? (Entiéndase que no eran guaguas de trabajo, como las que se utilizan
en compañías de envío o en periódicos).
¿Veremos alguna auditoría de los gastos de campaña? ¿Rendirán cuenta
sobre la gasolina que se evaporó con tanto glamour?
La carpa de la indisciplina
Hasta hoy a las 2:00
de la tarde el PRD mantenía abierta una carpa para “ayudar” a los votantes a
encontrar su colegio electoral, frente
al centro que funciona en la escuela Celina Pellier, a pesar de que la JCE
pidió a los partidos que retiraran estos espacios improvisados.
Entre otras razones, la JCE ha solicitado a los partidos que eliminen estos centros porque existe un rumor de que en ellos se compran cédulas. La Policía electoral puede proceder a desmantelarlos si los partidos no los eliminan por su propia iniciativa. ¿Pondrán los políticos a los polícias (sin grandes rangos) en la difícil situación de tener que desmantelar una de estas carpas?
Reporte II. ¿Cómo se compra un voto?
Un voto se compra en
plena avenida, a la vista de todos, con desparpajo. Así se hace: Un hombre aborda a una señora
pobre. Le dice que si le entrega su cédula, él le dará RD$500. Ella le explica
que no encuentra su cédula, y que está muy ocupada lavando ropa.
La conversación
transcurrió en la Avenida 26 de Enero de
los Mameyes, casi frente a un destacamento de policía. Fui testigo de este diálogo, al que llegué por
casualidad, luego de haber almorzado en una cafetería cercana. Permanecí de espalda a ellos, con aire
distraído. Atenta a cada palabra.
Cuando terminó la
conversación, seguí a la señora.
- ¿Y ese de qué
partido era?-pregunté
- De los morados-
respondió.
Confirmé lo obvio.
-¿Qué quería?-dije con cara inocente.
….Mi cédula, me iban a
dar RD$500-comentó-
La miré con algo de esperanza. Por un momento
pensé: “Bueno, ella al menos no vende su
cédula”. ¡Ay, qué esperanza tan tonta! Luego me comentó: “Si yo la tengo, se la
vendo”.
Y se fue. Empezó a
caminar a toda prisa, no sé si a lavar su ropa o a hacer un último intento por
encontrar su cédula.
Reporte I. Los delegados y activistas siguen en campaña
En el centro de
votación ubicado en la escuela Celina Pellier de Los Mameyes los "activistas"
del PRD y del PLD interceptan a los
votantes hasta la entrada del plantel. Hasta las 10:00 de la mañana había un
representante de cada partido en la puerta.
De hecho, cuando fui a
votar no vi el carnet de la “activista” del PLD, y pensé que era parte del
personal del centro de votación. Me preguntó: "¿sabe dónde se encuentra su mesa,
vota arriba o abajo?" Respondí que no sabía, y saqué mi cédula para verificar el
número de mesa. En ese momento, se acercó un “activista” del PRD y me advirtió
de que no le diera mi documento a su adversario.
Así que el militar que
custodiaba la puerta intervino, me indicó que a unos pasos de la puerta había personal del centro.
Me llamó tanto la
atención el hecho, que al salir de la escuela, me detuve a observar si otros votantes tendrían una experiencia similar a la
mía. Y en efecto, noté que otras dos personas también se confundieron.
Un tiempo después,
llegaron miembros de la Policía Electoral y pidieron amablemente a delegados y activistas que se retiraran de
la puerta para que les dejaran el paso libre a los votantes.
viernes, 16 de marzo de 2012
sábado, 10 de marzo de 2012
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