domingo, 9 de mayo de 2010
La Matrioska caribeña
La diseñadora María Teresa Olivo ha creado esta matrioska caribeña y mulata. Sin permiso de la artista, la muy coqueta nos hace un guiño para recordarnos que en el arte y en la vida, todo lo humano se encuentra.
Como toda caribeña, nuestra matrioska tiene un espíritu viajero. Hace una semana se fue a Rusia a visitar a una de sus hermanas europeas que conoció por chat. Le contó del mar de Santo Domingo, del terrible sol y de las nubes que no lo respetan y se atreven a llover en su presencia. Insolentes.
Si como leo en la Wikipedia, es cierto que las matrioskas no nacieron en Rusia, sino en Japón, entonces, no sé, tal vez se encuentren la caribeña y la rusa con una abuela matrioska oriental y contemplen juntas la nieve.
De regreso a Japón, la venerable abuela nipona tendrá muchas cosas que contar a sus nietos y les recitará un nuevo poema. Conociendo a la matrioska caribeña, sé que declamará a sus amigas “Un son para Niños Antillanos”, ese que Nicolás Guillén escribió para los pequeños de las islas comparonas, las que tanto se parecen y ni se saludan unas a otras, cada una ensimismada en su pedazo de mar.
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2 comentarios:
hahaha.
muy gracioso, pero muy linda entrada. =D
qué bonito saber que mi mulatica inspiró este post. muchas gracias, Riamny.
un abrazo, María.
Criaturita, eres simplemente sensible, simplemente genial.
Te quiero,
mechy
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